jueves, 12 de mayo de 2011

TE ECHO DE MENOS






Me permito escribir estas líneas a modo de recordatorio por dos motivos. La razón menos importante es que también me considero parte emocional de esta página. Uno pone un trozo de si mismo en las cosas que hace y procura hacerlas bien y con algo de humor y sentimiento. Y el motivo más importante es que mañana 13 de mayo de 2011 hará 4 años que desgraciadamente Ricardo Valencia desaparecía en el Dhaulagiri.
Parece ser que por aquellos días el tiempo en las montañas de Nepal era malo. La tarea de aclimatación y posicionamiento de los campos de altura estaba terminado, pero el tiempo transcurría y el ataque a cima no era posible. Pero el permiso para poder ascender una gran montaña tiene fecha de caducidad y ,aunque el tiempo meteorológico no cambiaba,el tiempo en el almanque corría veloz.
Mala combinación.
Ricardo ya había estado en esa montaña en otra ocasión, junto con Carlos Pauner y otros montañeros que ahora no recuerdo. Aquella vez tuvieron que abandonar en parecidas circunstancias. La mala suerte, o la buena, hizo que pidieran un helicóptero para regresar a Katmandú cuanto antes. Al despegar el piloto no consiguió que las hélices se sustentase en el fino aire de las alturas y después de ascender unos metros se estrelló. Salieron ilesos pero muy asustados, con sensación de haber esquivado un desenlace fatal. Pero parece que al destino no se le engaña.
Ricardo era un amante de casi todo lo que hacía. Era un hombre apasionado. Compró por Internet un camión como el primer camión su padre había tenido. Lo restauró y el día antes de irse vino a darme una vuelta. Un Thames trader. Rugía cada vez que cambiaba haciendo el doble embrage. Me dijo, a modo de confesión, que la realidad era que no le apetecía volver al puto Adula. Pero que sus amigos Aragoneses le habían convencido. Nos abrazamos y nos despedimos con la promesa de vernos a la vuelta para cenar, contar mentiras e inventar nuevos viajes de aventuras.
Obviando las normas básicas de la escalada de las grandes montañas se apresuraron a alcanzar el campo 2 a 6500 mtros de altura sin esperar a que la nieve caída los días atrás se asentase. El tiempo continuaba inestable, pero para Gerlinde kalterbruner, Santiago Sagaste, Javi Serrano y Ricardo era la última oportunidad. Días más tarde un periódico de Aragón publicaba el fatal desenlace.

«El
pasado día 11 de mayo de 2007, se
iniciaba el último ataque a la cumbre.
Una tormenta terrible, camino
del campo 2, dejaba la montaña
en una situación francamente
peligrosa. El día 13, mientras el
grupo formado por la austriaca
Gerlinde, Ricardo, Santi y Javi,
esperaban dormitando que el fuerte
viento amainara para poder
salir de las tiendas camino del
campo 3, una avalancha barría el
campo 2 sepultando a Santiago y
Ricardo bajo más de dos metros
de nieve. Han sido momentos muy
duros y amargos los que nos están
tocando vivir, pero queremos agradecer
de todo corazón a todos los
que nos han apoyado y ahora nos
consuelan. Muchas gracias y sentimos
daros tan triste noticia».

A mi me llamó Iñaki Ochoa para contarme lo ocurrido y para que me acercase a casa de Mari Cruz a contarle que su marido acababa de morir. Bea y yo fuimos y lloramos con ellos
Hoy todavía sueño con él. No lo puedo olvidar. No lo quiero olvidar. Por otro lado sería imposible, tengo la memoria labrada de historias entrañables en situaciones curiosas en las que siempre me sorprendía con su manera de abordar la vida. No se me ocurre ningún homenaje a su memoria. Miro triste viejas fotos y me doy cuenta de que todavía tengo aquel jersey verde que te dejé en el Mont Blanc hace ya muchos años pero que tú te has ido.